Barcelona Vertical es una visión personal, y probablemente idealizada, de la Barcelona del siglo XXI usando técnicas del siglo XIX.
En un mundo en el que cada minuto se captan millones de imágenes, esta serie ha sido realizada muy despacio -durante años- a través de un estudio paciente de la luz y de su forma de transformar los sujetos.
Si se definió la fotografía como “el resultado final de las decisiones del fotógrafo”; en nuestra era de la tecnología, donde los automatismos han minimizado el concepto de autoría al tomar todas las decisiones, la originalidad como vuelta a los orígenes, a una ‘artesanía fotográfica’, es una de las ultimas posibilidades de expresion personal: una celebración de esa misma toma de decisiones, casi un centenar, que implica la creación de una sola imagen fotográfica.
A pesar de que la rapidez se ha convertido actualmente en el objetivo, el desafío de la fotografía fue siempre el contrario: ralentizar el paso del tiempo. La Fotografía analógica, con la reflexión que implica y el trabajo íntimo en el laboratorio químico nos aporta la necesaria introspección para la elaboración de cada fotografía. La lentitud e incluso la 'latencia de la imagen' propia del formato argéntico no hace sino estimular la visualización mental, esa imprescindible "imagen-ización" del fotógrafo, al igual que la oscuridad agiganta los sentidos. Si la noche sigue al día y el cerebro ordena las experiencias de la mente durante el sueño, a su vez el cuarto oscuro depura y da sentido a lo visto y fotografiado a la luz del día.
Por todo ello, cuando la estandarización y homogeneización nos se imponen, la visión personal y el criterio de decisión peligran. Si las aptitudes para representar el presente de forma singular se reducen, entonces las técnicas de la fotografía clásica pueden ayudarnos a recobrar el camino de la creatividad personal. Si la fotografía deja de ser una interpretación para convertirse en una mera representación, dejará igualmente de producir la fascinación que ejerce sentirse dentro de una mirada ajena.
Porque la Fotografía no es sino el vano intento de transmitir al futuro el pasado, de hacer sentir lo que sentimos, la emoción, la impresión, tratando de fijar algo que merezca la pena, para que otro pueda ponerse en nuestro sitio, para compartirlo. De intentar, en fin, convertir algo temporal en permanente.